Productor Noel Reñones: “Mis padres me enseñaron que no hay que quejarse, que había que laburar”
Dialogamos con un productor de la zona de Saavedra, dueño de la cabaña de crianzas de toros “Leu- Cale”.
Esta mañana visitó en nuestros estudios Noel Reñones para contarnos un poco sobre su producción de toros, un poco de su recorrido en la crianza de toros en la cabaña multipremiada, Leu-Cale y habló además del tan enigmático lugar llamado el Cortapié.
¿Has llevado algo a Palermo?
“No, a Palermo lo único que fui es con Carneros Correidale, hemos ido de Palermo a Río Gallegos, pero antes entraban más de lo que entra ahora, actualmente tengo muy poquitos”.
Sobre su producción de toros
“Tratamos de hacer lo mejor posible para producirlos, hoy en día la genética es media parecida, se hace todo por inseminación”.
¿Te quedas con un rodeo propio?
“No, yo tengo un circuito cerrado de vacas Planteleras, con eso hago toros y vamos cambiando sangre, por ahí al cambiar la sangre todos los años te sale un toro que te gusta menos, pero yo tengo vacas que producen muy bien”.
Su recorrido en crianza de toros
“Nosotros tenemos cabañas de Aberdeen Angus del año 1962, después hicimos una pausa porque mi padre era muy ovejero, entonces en un momento se vendían muy bien los carneros y la lana, eran otros años. Luego yo volví a comenzar hace 28 años con el mismo nombre, las vacas las teníamos, pero siempre íbamos renovando”.
Con respecto a paraje el Cortapié, los bailes que se llevaban a cabo y la escuela del lugar
“Yo vivo en el campo, cerca del Cortapié. El Cortapié tiene cuatro manzanas de 2.500 hectáreas, donde había 29 productores, ahora quedaron poquitos, yo estoy en el paraje Las Lomas, estoy calle por medio”.
“Fuimos al colegio de Cortapié, éramos 45 alumnos, todos de a caballo y algunos en sulky, ese colegio hoy en día está abandonado. El boliche también está todo abandonado, solamente quedó el galpón”.
“En ese lugar se trabajó muchísimo para hacerlo porque tuvieron que poner plata de ellos, en ese tiempo mi padre tenía un camión y traía los materiales. Ahí se juntaban más o menos 450 personas y hacíamos mas o menos 2.000 chorizos”.
“Todo esto se fue perdiendo, ni hablar de los bailes que se hacían y la cantidad de gente que se conoció en ese lugar y se casaron. Eran unos bailes muy lindos, se llenaba siempre”.
“También había una familia que tenía un campo y se hacían carreras mano a mano de caballos, todo eso era para la escuela, que en ese tiempo se llamaba Escuela Nacional 203”.
¿Cómo están los caminos?
“Los caminos nuestros no están mal, pero el camino real (Los flamencos) que nosotros tenemos está castigado, todavía es muy nuevo el intendente de Pigue, así que hay que esperar un poco. Mis padres me enseñaron que nunca hay que quejarse, que había que laburar y si el camino estaba mal hacerlo saber, pero no quejarse demás”.
Culminó diciendo; “Estuvimos a punto de recuperar y hacer una cena en el Cortapié pero es muy difícil porque nadie quiere disponerse a trabajar”. Finalizó.



