Patricia Acuña, bisnieta de Ernesto Tornquist: “Tornquist es mi lugar en el mundo”

31/10/2025 12:37:58 | 836 LECTURAS | GENERALES

La descendiente directa de Ernesto Tornquist recordó su historia familiar, su infancia vinculada al emblemático castillo y su profundo cariño por el pueblo.

En la antesala del Aniversario del cambio de nombre del Partido de las Sierras por Partido de Tornquist, que se conmemora el próximo 4 de noviembre, Patricia Acuña, bisnieta de Ernesto Tornquist, visitó la ciudad y compartió en nuestro medio una charla llena de recuerdos, anécdotas y emociones.

A sus 81 años —“81 de experiencia”, como prefiere decir ella—, Patricia conserva intacta la lucidez, el humor y el orgullo por pertenecer a una de las familias más emblemáticas de la historia local.

“Acá Tornquist es mi lugar en el mundo”, afirmó sin dudar, dejando claro el lazo afectivo que la une a la ciudad fundada por su bisabuelo.

Una historia que viene de familia

“Él tuvo varios hijos, entre ellos mi abuela Ernestina Tornquist, que luego se casa con Alberto De Bari. Tuvieron cinco hijos: Alberto, Rosa María, Ernestina (mi mamá), Ricardo y Horacio, que se murió muy jovencito en un accidente. Y ahí vengo yo”, relató Patricia, repasando con precisión las ramas del árbol genealógico familiar.

Orgullo de ser descendiente del fundador

Patricia creció rodeada de historias sobre su bisabuelo Ernesto Tornquist, cuya figura fue siempre motivo de respeto y enseñanza dentro de su familia.

“Mamá nos inculcó mucho toda la historia. Desde muy chiquitos venimos sabiendo quién era él, qué había hecho. Formó una familia increíble, y al día de hoy seguimos en contacto a través de un chat con muchísimos descendientes. Creo que hay un solo tataranieto, pero el resto somos todos bisnietos. Vamos encontrando perlitas, documentos, comentarios... cada uno va aportando su parte y así vamos armando el collar, perlita por perlita”, explicó.

El misterio del castillo

Una de las preguntas inevitables tiene que ver con el castillo Tornquist, emblema del pueblo y escenario de innumerables leyendas. Patricia respondió con naturalidad y humor: “Los dueños son los Acuña De Bary. Y yo no sé si es porque son tímidos o por qué, pero ya directamente se prohibió tener que ser invitado.”

Recordó también a “Norman”, un personaje muy querido de su infancia: “Era el peticero del castillo, mi papito, mi abuelito, mi todo. Se jubiló y se fue a Australia. En 1990, cuando vine al pueblo, me enteré que había regresado. Fui a su casa, lo esperé y nos dimos un abrazo que no voy a olvidar más.”

Sobre la pronunciación del apellido Tornquist, Patricia hizo una curiosa aclaración histórica: “Antes, Tornqvist. Después sacaron la V y pusieron la U con diéresis. Acá le sacaron la diéresis y por eso ustedes dicen Tornquist. Nosotros le decimos como siempre lo escuchamos. Le descornaron la diéresis, digamos.”

Recuerdos del castillo y la vida familiar

Patricia compartió detalles íntimos de su infancia en el castillo, donde la vida familiar tenía normas muy marcadas.

“Los modales nos los metieron a sangre. Si me daban una orden, yo no preguntaba. Cada uno tenía su asiento. En la cabecera se sentaba la descendiente mayor, mujer, porque es un matriarcado.”

La mesa del comedor principal, recordó, era enorme: “Entraban unos 22 comensales. Además tenía una manivela para ponerle más tablas. Y estaba la mesa auxiliar para los chicos entre 16 y 17 años. A los 18 ya pasaban a la mesa grande.”

La vestimenta también era parte del protocolo familiar: “No se bajaba a cenar en remera. Taco alto y vestido. Así era.”

En cuanto a la organización de las comidas, explicó que todo tenía horarios estrictos: “La campana a la mañana tocaba a las nueve menos cuarto, y a las nueve estaba el desayuno, hasta las diez. Como en un hotel. Si bajabas a las diez, ya no podías participar del desayuno. Éramos muchos, había que organizarse.”

“No hay peleas, eso es un mito”

Consultada sobre los rumores de supuestas diferencias familiares en torno al castillo, Patricia fue contundente: “No, no existe tal pelea. De algo hay que hablar. Que esté cerrado al público no significa que estemos peleados. No tiene nada que ver.”

Los grandes asados del castillo

Entre los recuerdos más festivos, se comunicó con nuestro medio Adolfo Sendoya y brindó detalles sobre los tradicionales asados y picnics familiares, que llegaron a reunir multitudes: “La última vez se cocinaron 113 corderos. Era impresionante la cantidad de gente y el ambiente.”

El regreso y el reencuentro con Tornquist

Patricia vive actualmente en Buenos Aires, pero mantiene una fuerte conexión con el pueblo: “Yo vine en 2019, prácticamente no conocía a mucha gente, pero desde entonces me hice muchos amigos. Tornquist es un lugar con una vida social impresionante. No creo que haya otro pueblo igual.”

Destacó la limpieza, el orden, las rampas, los cestos de reciclables y los espacios para los niños, que le llamaron la atención en cada visita: “Lo que han hecho en la plaza para los chicos, las ferias, los eventos… Tornquist tiene vida propia. Es realmente mi lugar en el mundo.”

Preparativos para el aniversario

Patricia confirmó que participará de los actos del 4 de noviembre, acompañada por Luis Fernando Tornquist, otro descendiente del fundador: “Él viene el día anterior y se va al día siguiente. Le tengo preparada una agenda para que vea gente y lugares.”

“Me ayudan a armar mi rompecabezas”

Antes de despedirse, Patricia dejó una reflexión que resume su sentir: “Me encantó esta charla, porque me ayudan a poner pedacitos, a armar mi rompecabezas. Tornquist es mi lugar en el mundo. El segundo es Colonia del Sacramento, en Uruguay. Pero el primero, siempre, es Tornquist.”

Nota a Patricia Acuña
Patricia Acuña recibe el saludo de Jorge Marcolini y Mirta Seryeis

Patricia Acuña junto a Domingo Bilbao, compañeros de tenis