Aclaración de Irma Lacasta

20/05/2019 11:16:58 | 2825 LECTURAS | LECTORES

Luego del fallecimiento de Rodolfo Barrio.

 

Voy a responder como “la otra parte”, porque no me puedo llamar concubina y no me resigno a decir la esposa de su padre, soy “la otra parte”.

Rodolfo Eduardo Barrio no fue velado porque en la sala funeraria se me grito, se me atropello, se me quiso apabullar y casi se me pego. Hay testigos de lo que digo.

Pretendieron excluirme de la ceremonia de despedida de los restos de mi esposo, pero no lo lograron.

Han sido irreverentes ante la muerte del padre y han permitido que personas ajenas, aunque no en los afectos, pero si en los lazos de sangre cargaron sus restos hasta su ultima morada y rodeados de falsos aduladores que se atropellan para darles las condolencias fingen llorarlo.

Son seres despreciables. Ninguno de ellos podrá repetir su trayectoria porque ninguno hará nunca nada por el bien común. Ser colaborador no es figurar, colaborar es dar sin recibir, el figureti espera rédito.

Para el que no lo sabe, diré que hace tres años y medio que mi esposo sufría Alzheimer y mal de Parkinson. Mi tarea fue durísima, pero no imposible y doy gracias a Dios que me dio las fuerzas necesarias para impedir que terminara sus últimos días en un hogar de ancianos, no porque lo considere malo, sino porque no podía sumarle al desamor de los hijos, una pena mas.

He tratado a mi esposo de la mejor manera y aunque tuve personas pagas, a Rodolfo lo higienizaba yo. Porque presto mucha atención en preservar la dignidad del que sirve, como la dignidad de la persona servida. Y soy casi tan anciana como Rodolfo.

Yo si puedo dormir tranquila, con la satisfacción del deber cumplido, aun cuando se ha llamado “la otra parte”.

Quienes se lamentan de no haber podido despedir los restos de Rodolfo Eduardo Barrio, habrá sido porque no pudieron o no lo sintieron. Dije que a las 11.30 hs. del día 14 serian sus restos trasladados al cementerio, se supone que saldrían de la casa funeraria.

Gracias, muchas gracias a los que si lo acompañaron al cementerio donde las puertas estuvieron abiertas a todos.

A la casa velatoria asistió alguien a quien un día de junio de 1961, amamante. No me dio el pésame. Me ha quedado una duda, ¿Ignoraría que era la viuda de Barrio o lo que mamo le cayo mal, o estaría entre los falsos aduladores?.-

IRMA LACASTA

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